Antiguamente una linterna de 3 y hasta 4 elementos formaba parte del equipamiento policial, pero con el tiempo desapareció y no fue reemplazada por ningún otro adminículo. Y hoy los efectivos policiales deben valerse de sus propios teléfonos celulares para iluminar en determinadas situaciones como la lectura de documentación, inspeccionar la escena de un crimen y hasta buscar rastros.
Esto último sucedió durante un buen tiempo en el allanamiento al establecimiento rural del dirigente social Emerenciano Sena en el límite entre Colonia Benítez y Puerto Tirol, donde la Policía y la Justicia desplegaron un gran operativo en busca de Cecilia Strzyzowsk o rastros de ella, expareja de César Sena, desaparecida el 1 de junio.
El procedimiento comenzó alrededor de las 16 y pasadas las 18 la caída de la tarde, sumado al cielo nublado, expiró la luz natural y rápidamente la pesquisa quedó en la más absoluta oscuridad.
La lógica decía que el Ministerio de Seguridad y el Poder Judicial dispondrían de grupos electrógenos y artefactos de iluminación, o dotaría al personal de linternas tipo “minero”, que se adquieren en cualquier bazar, muy usadas para el trabajo nocturno y hasta en excursiones de pesca, pero eso no ocurrió.
El personal afectado al rastrillaje debió apelar a sus celulares en modo “linterna”, invalidando una de sus manos, y disponiendo los vehículos de moto tal que pudieran aportar sus luces encendidas, lo que resultaba insuficiente para el objetivo de la operación.
El detalle no es menor considerando que se avasalla a ciegas una escena que el manual indica que hay que preservar y, sobre todo, que los vicios en el procedimiento abonan nulidades.
Finalmente el operativo se interrumpió porque “nos ganó la noche”, según explicó el fiscal del caso: Jorge Cáceres Olivera al retirarse.