No cierra: Roy pide créditos mientras esconde una fortuna en el colchón

Roy Nikisch, intendente de Resistencia.

Por Darío Zarco |

El intendente de Resistencia: Roy Nikisch juró y se comprometió a poner en marcha el sistema de recolección de residuos al día siguiente, pero lleva 5 meses y medio en el cargo y los basurales urbanos ya son una postal de su gestión.

El presidente del Concejo Municipal, su partidario Alejandro Aradas, alertó el 9 de enero: “Si no resolvemos el problema de la basura en 15 días, tendremos un desastre ambiental”. Ya pasaron 120 pero no se habla más del desastre.

Cualquiera diría que poner a bullir el tema de la basura, aún a costa de la imagen propia, fue parte de una estrategia: agrandar aún más, literalmente, la montaña de basura para aceitar el engranaje de endeudamiento.

Pero el engranaje se engranó. Roy acude infructuosamente, sesión tras sesión, al Concejo por la autorización para gestionar un crédito que promete destinar a camiones y maquinaria pesada para garantizar servicios como la recolección de residuos.

El oficialismo va al recinto a cumplir con su fracaso de todos los martes, mientras la oposición exige, por un lado, garantías del destino de los fondos, y por el otro, la demostración de que el endeudamiento no tiene alternativa.

Entonces se puso en marcha el plan B: endosarle a los concejales que no avalan el crédito la corresponsabilidad en la quiebra de los servicios públicos. Pero a esta altura ya se sabe que la quiebra no es una consecuencia sino una decisión política.

Aunque con otras palabras, los economistas repiten que mientras no se arregle la macro, habrá que conformarse con emparchar la micro o acostumbrarse al agujero. Traducido más vulgarmente aún: no es un buen momento para fiarse; mucho menos sin necesidad.

Y aunque parezca mentira, la Municipalidad de Resistencia no tiene el problema de todos los resistencianos para llegar a fin de mes. Los borradores oficiales calculan que ya están garantizados los sueldos para terminar el semestre, y el medio aguilando, y sobra plata.

Tan es así que Roy hasta se permite hacer malos negocios. En vez de destinar el dinero a garantizar los servicios, lo que para la Municipalidad sería la inversión más rentable, lo deposita a plazo fijo a tasas de interés aplastadas como una hormiguita por la inflación.

A ojo de buen cubero: pide crédito por 3.200 millones de pesos mientras 10 mil millones genuinos se devalúan en bancos y fondos de inversión.

Pero no sólo se diluye absurdamente el canuto de Roy, sino también las expectativas de quienes dependen de obras paralizadas y proveedores con quienes la Municipalidad tiene cuentas pendientes mientras él sigue escondido atrás de la muletilla de la pesada herencia.