La pauta salarial docente acordada por la mayoría de los gremios con el Gobierno provincial es insuficiente para que un docente cruce por fin la línea de pobreza, de acuerdo a los datos de la inflación reportados por el Indec.
En enero el Gobierno actualizó los salarios con la aplicación de la cláusula gatillo acordada en la pauta 2022, llevándolo a 95.900 pesos, neto, en el caso de un maestro de jornada simple, de zona urbana y sin antigüedad. Mientras ese mes la Canasta Básica Total que define la línea de pobreza subió a 151.952 pesos, 11.236 más que el mes anterior.
En febrero el sueldo se mantuvo en 95.900 mientras la línea de pobreza en el NEA saltó a 164.990 pesos, y la línea de indigencia a 72.682, según informó recientemente el Indec, como resultado de una inflación del 7,8 por ciento en esta región.
En marzo comienza a aplicarse la pauta salarial 2023 con un incremento del 20 por ciento lo que llevará a 115.080 pesos el sueldo de un maestro de jornada simple sin antigüedad. En frente, si se mantiene la tendencia inflacionaria, la Canasta Básica Total rondaría los 177 mil pesos, superando incluso los ingresos de un maestro de jornada extendida que percibirá un salario neto de 170.100.
Así, muchos docentes están más cerca de caer en la indigencia que de superar la pobreza. La brecha se acorta con cada actualización, pero se amplía rápidamente por el atraso que significa la aplicación trimestral de la cláusula gatillo y el “error” de cálculo que esmerila la actualización.