Dragado del Puerto Barranqueras: enésima engañapichanga

El riacho Paraná volvió a registrar cotas históricas en medio de una dramática bajante | Archivo

Por Darío Zarco |

El Puerto Barranqueras es un pez afuera del agua. Sin fletes fluviales por la falta de calado del riacho Barranqueras, sin tecnología y con su infraestructura en ruinas, lleva décadas al borde del estado vegetativo.

Este sábado el Gobierno publicó en su sitio oficial que había autorizado a YPF dragar el riacho, como si alguien pudiera negarse a recibir un regalo.

Prácticamente una fake news para entretener a los medios que tendrán que darle una importancia que ni el propio gobernador Leandro Zdero le dio, que se corrió del anuncio. Era para chapear, pero ni el ministro de Infraestructura, Obras y Servicios Públicos: Hugo Domínguez, dio la cara. Le tocó a la exintendente y exdiputada provincial Alicia Azula, ahora en su carácter de titular de la Administración Portuaria Puerto Barranqueras.

Estaba feliz porque la draga recorrería desde la desembocadura hasta el kilómetro 7, el límite entre Puerto Vilelas y Barranqueras, donde se ubica el muelle de YPF. Según ella, esto incluye al Puerto y a la Compañía Logística del Norte SA (Colono), aunque quedaron expresamente afuera ya que estos están un kilómetro y pico y 4 kilómetros más al norte.

El dragado es la típica “materia pendiente”.

El anterior gobernador radical: Roy Nikisch, hoy intendente de Resistencia, no se gastó: directamente cerró el Puerto y cedió los galpones a la Subsecretaría de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Educación, que encabezaba su esposa Sofía Naidenoff, hoy ministra, para un “Centro Tecnológico” donde los chicos reventaban globos y jugaban con témpera.

Después Jorge Capitanich repitió durante 8 años el discurso de la reactivación, dragado mediante, jurando que podía convencer al Gobierno nacional de sumar el riacho a la hidrovía Paraná-Paraguay para que el concesionario lo dragara de vez en cuando. Y agregó un párrafo sobre la creación de la flota propia que terminó en 2 solitarias barcazas cuyo paradero se desconoce.

Después Domingo Peppo arrancó sus 4 años de gobierno encargando el dragado a la Administración Provincial del Agua, para lo que giró fondos y autorizó el cobro de una tasa de navegación. Tampoco resultó.

Y volvió Capitanich, le entregó el riacho a Jan De Nul, la compañía belga encargada del dragado y balizamiento de la hidrovía, que debía cobrarse el trabajo con la tasa facturada a los fleteros. Paseó con don Jan De Nul en una draga, y eso fue todo.

No es el primer amague. Todos los gobernadores fueron proclives a prometer la recuperación mágica del Puerto Barranqueras. Ninguno lo logró. Ahora es el turno de Zdero.