La vicepresidente de la Nación volvió a encabezar un acto público, esta vez en el Teatro Argentino de La Plata, en la que expuso sus críticas a la oposición y al propio Gobierno que encabeza junto a Alberto Fernández, por las consecuencias de la inflación.
La primera mitad de su discurso la dedicó a cuestionar la convertibilidad que describió como una suerte de dolarización, instaurada durante la primera presidencia del peronista Carlos Menem.
Así asoció la convertibilidad con la dolarización propuesta por el candidato de La Libertad Avanza: Javier Milei, a quien no nombró, sino que asoció como “el candidato de ojitos claros”, idéntica describió que usó para Domingo Cavallo, mentor de la convertibilidad menemista, al que llamó “un ministro de ojitos claros”.
Para ella, ni la dolarización ni el reclamo opositor de reducción del déficit fiscal y menos emisión monetaria, resolverán la inflación, a la que calificó como “el mayor problema de hoy”.
Al graficar la situación por el desborde de los precios con una inflación anual superior al 120 por ciento. “Hoy tenemos crecimiento con bajos salarios, es un fenómeno nuevo de crecimiento con mala distribución del ingreso”, dijo.
Y completó: “Tenemos trabajadores pobres, eso antes nunca nos había pasado”, dijo en un tono mimetizado con la oposición.
En otro transcurso de su alocución, sobre el final, volvió a la cuestión: “Tengo miedo que mis nietos crezcan en un país injusto e inequitativo”, confesó, y volvió también a reclamar “un plan de gobierno donde se discutan estas cosas”.
Al canto de “Cristina presidenta”, sólo contrapuso un gesto pidiendo silencio, y se alejó de la idea al lanzar: “Yo ya di todo lo que tenía que dar”.