

Se celebró este lunes la décima jornada del juicio por jurado que enfrenta el Clan Sena por el femicidio de Cecilia Strzyzoowsk, en el que su expareja: César Sena, está imputado de autor, y sus padres, los dirigentes sociales Emerenciano Sena y Marcela Acuña de partícipes primarios, más 4 colaboradores de la familia: Gustavo Obregón, Fabiana González, Gustavo Melgarejo y Griselda Reynoso, están acusados de encubrimiento agravado.
Este lunes, con el aporte de una antropóloga del Instituto Médico Forense de Córdoba, finalizó la etapa de testimonios propuestos por la fiscalía y las querellas.
La especialista participó de la búsqueda de restos óseos en la chanchería de los Sena en Campo Rossi, y del análisis de las muestras recolectadas.
Científicamente, dijo que se comprobó que los fragmentos óseos examinados corresponden a una sola persona adulta. Pero las pericias no pudieron profundizarse para ofrecer mayor información debido el alto nivel de reducción que presentaban, completamente incinerados, tanto que resultó imposible obtener ADN ni determinar el sexo.
Por su experiencia y conocimientos, estimó que para llevar restos humanos a ese estado, debieron someterlos a una temperatura de alrededor de 800° C por un lapso de al menos 3 horas, una situación que sólo se puede ofrecer en un horno crematorio.
En este caso, considerando que el fuego se generó al aire libre, en una zona descampada y sin los elementos apropiados, seguramente la intensidad pudo haber sido menor, lo que debió obligar a una exposición más prolongada.
Los incineradores
En la imputación se describe que Cecilia fue asesinada en la casa de la familia Sena, en Santa María de Oro 1460, en Resistencia, y que su cadáver fue trasladado al anochecer, en la caja de la camioneta de César Sena, seguido de Gustavo Obregón en su vehículo, cubierto con bolsas con basura hacia la chanchería de Campo Rossi.
Ahí montaron una fogata: cubrieron el cuerpo de Cecilia con la basura y leños, y prendieron fuego. Para asegurar la combustión, antes la rociaron con un bidón de nafta. Hecho esto, regresaron a Resistencia.
Los datos aportados por la perito deja en claro que alguien avivó el fuego después de que Obregón y César abandonaran el lugar. Todo apunta a la pareja de cuidadores: Gustavo Melgarejo y Griselda Reynoso.
Sin embargo, la abogada de Melgarejo dice que éste no tuvo ninguna participación en la eliminación del cadáver de Cecilia. Para ella, debería asistir al juicio como testigo, no como imputado de encubrimiento, ya que desde media tarde estuvo en el campo vecino y que regresó recién a la medianoche, después de comer un asado.
Los registros de llamadas entre los imputados demostraron un contacto breve entre Obregón y Melgarejo, de apenas 4 segundos, alrededor de las 21. La defensora dijo que éste estaba tan borracho que ni siquiera escuchó el teléfono y seguramente la llamada fue desviada al contestador.
Melgarejo dijo que al volver del asado vio el fuego encendido, lo que le pareció extraño. Que no era el lugar donde habitualmente quemaban cosas y que ignoraba quién lo generó. Tampoco intentó apagarlo ni indagó para saber qué se estaba quemando.






