Turismo electoral: una escapadita en boleta corta

El experimentado Capitanich perdió por segunda vez en 5 meses contra un debutante.

Por Darío Zarco |

“Ni empedo. A mí no me agarran más. Este año termino mi mandato y no me ven más el pelo”, respondió el senador Jorge Capitanich cuando le pregunté si insistiría con una candidatura a gobernador en 2007, teniendo en cuenta que “no hay 2 sin 3” y que “la tercera es la vencida”, pero fundamentalmente porque era el único peronista que medía algo digno en la primera encuesta del año. Atrás venían  los intendentes Domingo Peppo, de Villa Ángela, y Aldo Leiva, de General San Martín. Él estaba fabricando un candidato que salía todos los días en los diarios pero nunca rompió el cero.

“No quiero saber nada más con el Chaco”, insistió desde Buenos Aires, tan porteño que me invitó un “feca”, algún día, para seguir charlando.

Pero cambió de idea y un par de meses después se largaba como candidato a gobernador y a la reelección como senador a la vez.

El diputado provincial Gustavo “Gustavito” Martínez le tiró los guantes y fueron a internas bien temprano por la gobernación.

Gustavo cerró aquella campaña en la Sociedad Rural con un multitudinario asado (eran otros tiempos), y quedó afónico gritándole “turista electoral”. Tácitamente, insistió: “Algunos vienen cada 2 años a buscar un cargo y después se vuelven a Buenos Aires, y se olvidan de los chaqueños”. No lo nombró, no hacía falta.

Ese domingo ganó Capitanich y en la primera sesión después de las elecciones, Gustavo repitió todo lo que había dicho de él y algo más, mientras a 2 bancas de ahí la diputada Sandra Mendoza, todavía pareja del ganador, festejaba el triunfo con sorna.

Nadie creía que Capitanich podía llegar a la gobernación; ni él. El presidente Néstor Kirchner no tuvo tiempo para bendecirlo porque estaba ocupado tratando de convertir a Roy Nikisch en un gobernador radical K. Varios intendentes lo consideraban un lastre y desdoblaron sus elecciones, entre ellos el mismo Peppo.

El duelo con el radical Ángel Rozas terminó cabeza a cabeza y el escrutinio duró semanas. Mientras, se aferraba con todas sus fuerzas a la senaduría, que recién soltó cuando le confirmaron el triunfo como gobernador.

Desde entonces fue 2 veces gobernador, después intendente de Resistencia y otra vez gobernador, y siempre candidato a senador, titular o suplente, testimonialmente, pero estaba ahí.

Ahora no hay opción, es candidato a diputado provincial, todos dicen: testimonial. Pero cuando le preguntan si asumirá un cargo local, se ofende y da todas las vueltas posibles para no responder, y no responde. Y recuerda que lo llamaron “turista electoral” y sin embargo se quedó.

Es que si su Chaco Merece Más consigue 7 diputados, alguien tiene que bajarse para hacerle lugar en la Cámara a Eli Cuesta, la pata gustavista que va octava, sin la cual no habría “peronismo unido”. Y si en vez de 7 son 6, los testimoniales serían 2.

Después de la derrota ante Leandro Zdero, Capitanich aprendió que todo suma, y pagó cualquier precio por la unidad, humillándose al pedirle la escupidera al tipo que más detesta, el mismo al que hasta recién llamó traidor por largarse por afuera la última vez.

Y como antes fue Gustavo, ahora la coartada frente a la hipótesis de derrota es la intendente Magda Ayala que este domingo, con el diputado Atlanto Honcheruk, debuta con frente propio. En 2023 ella le ganó por más de 5 mil votos en Barranqueras, y 2 años después, a gritos, la acusa de cortar boleta, como si la voluntad popular fuera un bricolaje.

2 lugares debajo de Capitanich en lista está el intendente de Juan José Castelli: Pío Sander, que también le ganó en las mismas elecciones, lo que debería definirlo como “traidor”, pero para él no hay reproches. Según las malas lenguas, es el segundo testimonial.

¿Asumirá Capitanich en la Legislatura provincial o volverá al Baires de sus amores? Sus partidarios dicen que para un recién llegado de varios meses de vacaciones en Europa, que siempre cree estar para cosas mayores, esto es un simple día de paseo.

A pesar de todo, él sabe que sin elecciones provinciales no habrá nacionales. Y que sin nacionales será difícil llegar a 2027. La buena noticia es que esta boleta corta no se puede cortar.