Caso Karban: la fiscal cree que Renzo mató a Romina por la herencia con un arma de su padre

La fiscal Liliana Lupi cree que Romina fue asesinada por su hermano para quedarse con la totalidad de la herencia de su padre.

El 8 de mayo Romina Karban, de 28 años, salió de la vivienda que compartía con su pareja: el abogado Ariel Ojeda, en la calle 12 entre 11 y 13, en pleno microcentro de Presidencia Roque Sáenz Peña. A bordo de su motocicleta de 110cc. viajó hasta el campo de su familia en Pampa Florida, unos 20 kilómetros al norte de la ciudad, convocada por su hermano Renzo.

Desde ese momento no se supo más de ella. Por la noche Ojeda denunció que estaba desaparecida. Una cámara de seguridad la captó cuando transitaba frente al cementerio, en sentido a la zona rural.

La siesta del día siguiente fue hallada en Pampa Florida, acribillada con 5 disparos por la espalda, en la periferia de un monte que dividía el campo familiar del de un vecino. Un maquinista que cosechaba soja encontró su motocicleta parada en medio del sembradío y llamó a la Policía.

Lo investigación se centró en el entorno de Romina y rápidamente avanzó sobre el círculo íntimo. Su pareja fue descartado como sospechoso al verificar la secuencia de sus actividades durante esos 2 días, lo que dejó en el centro de la escena a su hermano Renzo, primer detenido del caso.

Aunque aún resta recabar algunos testimonios, la fiscal Liliana Lupi, responsable de la investigación penal preparatoria, dijo a medios locales tener elementos suficientes para demostrar que Renzo mató a Romina para eliminarla de la sucesión de su padre: el dirigente ruralista Daniel Karban, fallecido en 2023.

Entre los indicios que comprometen a Renzo aparece el testimonio de un baquiano de la zona a quien antes del crimen había intentado comprarle un arma con silenciador, supuestamente, para espantar cazadores furtivos. Este hombre fue detenido pero recuperó la libertad después de declarar. También intentó alquilar o comprar un vehículo barato.

Para Lupi, esto abona la hipótesis de la premeditación: quería aplacar las detonaciones del arma y movilizarse en un vehículo desconocido para los vecinos de la zona.

El plan se completa con visitas a varias clínicas de Sáenz Peña la mañana de la desaparición de Romina, a bordo de su Ford F-100 roja, intentando construir una coartada alejado de la escena del crimen. Romina debía acompañarlo, aparentemente planeaba decir que al no encontrarse con ella siguió su rutina, pero en ninguno de los establecimientos sanitarios solicitó atención.

Junto al cuerpo de Romina los peritos encontraron vainas servidas calibre 9 milímetros. El arma aún no fue encontrada, y también desapareció una pistola 9 milímetros que había sido registrada por su padre y se suponía que debía estar en su casa pero no pudo ser hallada en ninguno de los allanamientos.