Luz Mía Bárbara “Barby” Di Battista, sindicada como autora del robo a la joyería Bohn, en el microcentro de Resistencia, el 29 de mayo, cayó el último lunes en Corrientes.
Su nombre no es nuevo para las crónicas policiales, ya que cuenta con un vasto prontuario de robos a joyerías y comercios en los que se alzó con millonarios botines en Córdoba, Salta, Jujuy, Formosa y Corrientes.
Pero “Barby” hizo sus primeros palotes en la delincuencia con su identidad original: Exequiel Maximiliano Di Battista, al igual que ahora, acompañado por su pareja: Nair Osorio do Valle, con quien tiene un hijo en común.
Desde hace algunos años la familia completa está radicada en Corrientes, donde cometió un robo en Goya y fue condenada a 4 años de prisión en el Instituto Pelletier, consagrándose como la primera trans en cumplir prisión en el tradicional centro de reclusión de mujeres.
Ese jueves fue trasladada a Resistencia, donde afronta cargos por el reciente robo a la joyería.
Su traslado parece haber generado un dilema en el protocolo de la Policía del Chaco: ¿debía ser custodiada por varones o mujeres?
Seguramente, la fuerza contempló su identidad de género pero no soslayó la cuestión biológica, ya que su contextura masculina dejaría en desventaja a las mujeres policías si por alguna razón debieran apelar a la fuerza.
Como la duda no fue disipada a tiempo, se optó por una salida salomónica, y finalmente fue flanqueada por personal femenino por un lado y masculino por el otro.
Para zanjar de manera práctica la cuestión, la Policía ya tendría que haber incorporado el cupo trans a sus filas.