Por Darío Zarco |
“La mano es más rápida que la vista” rezan los magos de feria para mitificar sus tan viejos como predecibles trucos. Tan viejos y predecibles como las tranzas políticas.
El Senado de la Nación en pleno protagonizó un pase mágico antológico: en apenas unos segundos los legisladores sacaron de la galera un aumento a manos llenas.
Sólo faltaba clausurar la sesión cuando el proyecto de resolución apareció furtivamente en el recinto, presentado tácitamente por el senador salteño Juan Carlos Romero. Tras cartón la presidente del cuerpo: la vicepresidente de la Nación Victoria Villarruel, pidió la votación a mano alzada para su tratamiento sobre tablas y sin siquiera contar los votos le dio el OK, lo puso a votación y, otra vez sin contar los votos, lo declaró sancionado.
El trámite es Récord Guinness: la rosca más fugaz y ceñida de la historia.
El proyecto ya había sido aprobado en el pacto firmado por todos los bloques en la labor parlamentaria de la noche anterior, incluido el de La Libertad Avanza. El presidente de la bancada dijo haber intentado denodada pero infructuosamente persuadir a los impulsores de que desistieran de la idea. Y que puso al tanto al Presidente que, para el caso, es un tipo cualquiera, ya que los tres Poderes del Estado son independientes.
Los senadores debieron informar al pueblo de las provincias que representan. Pero, al menos en Chaco, no escuchamos ni pío, y los presuntamente indignados recién salieron de gira mediática con el hecho consumado y los bolsillos llenos.
Ni pestañearon cuando el proyecto apareció en el recinto. Villarruel siguió el guión ensayado con Romero. Ningún legislador objetó la votación a mano alzada, ni argumentó su postura, aunque fuera falsa.
Mientras los senadores levantaban la mano el presidente de la Nación: Javier Milei ua juraba en las redes sociales que sólo sus 7 senadores se opusieron.
Milei mintió. No sólo porque uno de sus partidarios firmó como autor del proyecto, sino porque no hubo mociones en contra ni abstenciones: la votación fue consagrada por unanimidad, como corresponde cuando todos están de acuerdo. Levantar más o menos la mano, y quiénes la levanten no se toma en cuenta en las votaciones a mano alzada. Justamente optaron por este sistema para camuflarse y garantizar el anonimato.
No resultó. No siempre la mano es más rápida que la vista. Y en breve se verá el porqué de tanta coincidencia.