El gobernador Jorge Capitanich remarcó en varias oportunidades no poseer auto ni casa. Y, ante el reclamo salarial de los gremios de trabajadores estatales llegó a decir que él también quería un aumento de sueldo porque con lo que ganaba como gobernador a duras penas le alcanzaba para llegar a fin de mes.
En este contexto, sumado a gestión transparente e intachable que se arroga, es impensado que tuviera algún canuto de cualquier tipo.
Eso explica por qué buscaba desesperadamente otra reelección: el hombre, en realidad, cuando pedía el voto estaba pidiendo trabajo.
Según Wikipedia, Coqui viene de puesto en puesto público desde muy joven, saltando de asistente del entonces gobernador Danilo Baroni, a funcionario del gabinete del presidente Carlos Menem. Y tuvo su primer cargo electivo en 2001: senador: y en 2007, tas 2 intentos fallidos, llegó a la gobernación.
Tanta carrera en la administración pública le impidió hacer su propio camino en el campo privado; pero nunca es tarde, aunque, según él mismo reconociera, está dura la calle.
Ahora, ante la inminencia del fin de su mandato, se la ve negra: el 10 de diciembre no sólo debe dejar el sillón de Obligado, sino también desalojar la residencia gubernamental de la calle Saavedra y hastsa el Etios.
Podría decirse que quedará “en Pampa y la vía”, “en pelotas y a los gritos”, “con una mano atrás y otra adelante”, “de patitas en la calle”, etcétera.
Para el Indec, medido de la manera que él tanto cuestiona: con nivel de ingresos cero, el 10 de diciembre a las 10 de la mañana en punto caerá en la indigencia. Y según su criterio de pobreza multicausal, peor sin techo, sin trabajo, sin obra social, sin autito para remisear y con todas las NBI.
Los economistas de entrecasa le recomiendan despedirse de la Tuya stockeando algunas canastas básicas, aprovechando los últimos reintegros electorales de los miércoles.