Piden la libertad de César: la defensa no descarta que Cecilia esté viva

La defensa de César Sena alegó que no hay evidencias que permitan acusarlo del crimen de su expareja Cecilia Strzyzowski,

El juicio por jurado que enfrenta el Clan Sena por el femicidio de Cecilia Strzyzowski, llegó este viernes a la instancia de alegatos. César Sena está imputado de autor del asesinato de su expareja, y sus padres: los dirigentes sociales Emerenciano Sena y Marcela Acuña, de partícipes primarios, mientras 4 colaboradores de la familia: Fabiana González, Gustavo Obregón, Gustavo Melgarejo y Griselda Reynoso, llegaron acusados de encubrimiento agravado.

Para la fiscalía y las querellas, Cecilia fue asesinada la mañana del 2 de junio de 2023 en la vivienda de los Sena en la calle Santa María de Oro 1460, en Resistencia, por César, en el marco de un plan ideado junto a sus padres. Y el cadáver fue trasladado por César y Obregón a la chanchería de Campo Rossi donde fue incinerado en una hoguera que los puesteros Melgarejo y Reynoso avivaron para asegurar la calcinación. Mientras, González limpiaba la escena del crimen. Después, todos siguieron con su rutina, a modo de coartada.

Ricardo Osuna, defensor de Emerenciano, clamó su inocencia aseverando que ignoraba todo lo ocurrido. Y la defensora de Marcela: Celeste Ojeda, dejó en claro que el crimen existió, que fue cometido por César y que ella buscó encubrirlo en un intento por evitar que fuera detenido.

Sin embargo, a la hora de alegar en favor de César, la abogada Gabrriela Tomljenovic, intentó instaurar dudas claves. Para ella, sólo puede ser declarado culpable del crimen de Cecilia si se dan 3 circunstancias: que haya una persona muerta, que esa persona sea Cecilia, y que se demuestre que él la mató. Subsidiariamente, apeló al in dubio pro reo contemplado en nuestro sistema penal.

Haciendo hincapié en que sólo se puede fundar la acusación en evidencias, consideró que el hecho de que las pericias hayan demostrado que los restos óseos hallados en la chanchería sean humanos, demuestra que hay una persona muerta, pero no se pudo acreditar que se tratara de Cecilia, y que las pruebas ventiladas en el juicio no pudieron demostrar que César haya matado a alguien ese día.

En ese marco, consideró que la muerte de Cecilia aún no está acreditada.

Contra las evidencias expuestas por la fiscalía, como el rastreo de los teléfonos celulares, remarcó que sólo pudieron localizar los dispositivos móviles, pero no está acreditado que César y Obregón hayan hecho el recorrido hasta la chanchería esa noche junto a sus celulares. Y que, además, el de César ni siquiera estaba a su nombre sino a nombre de Marcela Acuña.

Además, en un error de interpretación, aseveró que en media hora no pudieron haber incinerado el cadáver, considerando que los especialistas dijeron que se necesitaban más de 3 horas. No tuvo en cuenta que pudieron haber dejado el fuego encendido al regresar a Resistencia.

Pero lo más trascendente de su versión fue la devolución a la acusación de Marcela hacia César. Para Tomljenovic, se trata de una maniobra “para salvarse o mejorar su situación” buscando atenuar la imputación bajándola de partícipe primario a encubrimiento, lo que por su condición de madre implicaría su libertad.

Así, aunque elípticamente, planteó que las sospechas de autoría que recaen sobre César, deberían alcanzar también a otras personas que estuvieron en la casa tras la llegada de Cecilia el día del crimen. Por eso recriminó a los fiscales enfocarse exclusivamente en una hipótesis en vez de investigar un espectro más amplio de posibilidades.

Al final de un largo alegato, pidió que su defendido y principal imputado del caso se declarado no culpable.