El gobernador Jorge Capitanich tomó distancia de los episodios violentos en Misión Nueva Pompeya en los últimos días, con piquetes en las rutas de acceso y el copamiento de la comisaría y el Juzgado Multifueros.
Para él, todo se originó por un reclamo por falta de acceso a la justicia, por lo que entiende que el Poder Ejecutivo está al margen de la cuestión.
Sin embargo, la protesta comenzó reclamando que la Policía retome la búsqueda de Salustiano Giménez, de 16 años, desaparecido el 12 de febrero. Y las primeras respuestas se dieron recién tras una semana de bloqueo en los accesos, lo que impidió el ingreso de camiones con combustible para los generadores de energía eléctrica, lo que provocó un apagón en toda la zona.
Una comitiva oficial llegó, encabezada por la ministra de Seguridad y Justicia: Gloria Zalazar, y firmó un acuerdo con los manifestantes prometiendo intensificar la búsqueda, pero los familiares del chico desaparecido entendieron que el Gobierno no cumplió y el sábado retomaron las protestas.
No obstante, Capitanich dijo estar convencido de que la explosión de violencia fue impulsada por sectores que buscaban generar zozobra con intereses políticos. Y que esto fue fogoneado a través de las redes sociales y los medios de comunicación.
Ahora pretende quitarle la investigación del caso a la Justicia y que el expediente pase a una comisión especial que pretende crear en la Legislatura.
La Guardia Washek protesta contra Capitanich
Paralelamente a los episodios de Nueva Pompeya, se dieron otros en El Sauzalito, donde la Guardia Washek, avalada por el Gobierno, secuestró 4 camionetas del Ministerio de Salud de la Nación, que trabajaban en la zona, y después una ambulancia del Hospital del Bicentenario, de Juan José Castelli.
Estas acciones fueron para exigir que el Gobierno cumpla su promesa de asistencia alimentaria, la entrega de una ambulancia, y la construcción de obras de infraestructura como ripio y un hospital exclusivo para la comunidad wichí, entre otras. En todos los piquetes, el mensaje estaba dirigido a él: “Capitanich ladrón, cagón y mentiroso”.
Mientras, el jefe de la Policía: Ariel Acuña, admitía que la fuerza no cuenta con los recursos necesarios para enfrentar situaciones como estas.