
El presidente Javier Milei participó este domingo del tradicional Tedeum por la conmemoración de la Revolución de Mayo en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires junto a todo su gabinete. Su arribo inauguró la polémica, al negarse a saludar a la vicepresidente de la Nación: Victoria Villarruel, y al jefe de Gobierno de la Ciudad: Jorge Macri.
En su homilía, el arzobispo Jorge García Cuerva, dio un fuerte mensaje en el que pidió por “tantos hermanos que lo están pasando mal”, reiteró su reclamo por la situación de los jubilados y convocó al diálogo de toda la sociedad: “No se construye desde la guerra entre nosotros”, advirtió.
“Venimos a pedirle a Dios que nuestra Argentina se cure y viva. Experimentamos que se está muriendo la fraternidad, la tolerancia, el respeto. Y si se mueren esos valores, se muere un poco el futuro, y se muere la esperanza de forjar una Argentina unida, una Patria de hermanos”, expresó.
“Nuestro país sangra”, advirtió el Arzobispo porteño. Y habló del narcotráfico, de las personas en situación de calle, de la discapacidad y los jubilados. “Tantos hermanos que sufren la marginalidad y la exclusión, tantos adolescentes y jóvenes víctimas del narcotráfico que, en algunos barrios, es un Estado paralelo. Tantas personas que están en situación de calle, tantas familias que sufren las inundaciones, las personas con discapacidad. Tantas madres que ya no saben qué hacer y cómo evitar que sus hijos caigan en las drogas y las garras del juego. Y los jubilados que merecen una vida digna con acceso a los remedios y a la alimentación. Herida esta que sigue abierta y sangra hace años, pero que como sociedad tenemos que curarla pronto”, comentó.
Y apuntó: “Muchos podrán ser los responsables de esta triste situación, pero la oportunidad que tenemos nosotros de resolverla es hoy. ¿Cuántas generaciones más y hasta cuándo deberán reclamar por jubilaciones dignas?”
“Hemos pasado todos los límites, la descalificación, la agresión constante, el destrato, la difamación, parecen moneda corriente” y entre otros conceptos destacó “la necesidad de diálogo, de forjar la cultura del encuentro, de frenar urgentemente el odio”.
Quienes siguieron las palabras del arzobispo coincidieron en interpretar que parecían un directo llamado de atención a Milei, que no se mostró muy entusiasmado.
Un discurso similar había brindado Jorge Bergoglio ante el entonces presidente Néstor Kirchner, que terminó con éste trasladando el tedeum a Santiago del Estero.







