El fin de semana la influencer Luciana Milessi y su expareja: el empresario Nathan Bercovich, ingresaron en ambulancia a un sanatorio céntrico de Resistencia con síntomas de “intoxicación medicamentosa”.
Esto llamó la atención ya que en septiembre pasado ella lo había denunciado por violencia de género y amenazas y él, después de varios días prófugo, se entregó y fue detenido. La causa continuó con la imposición de una restricción de acercamiento, que la Justicia buscó garantizar otorgándole a ella un botón antipánico y conminando a él al uso de una tobillera electrónica.
Por esto, la fiscal Fernanda Abraham citó a Milessi para que diera explicaciones de lo ocurrido el fin de semana.
Su abogado: Pablo Vianelllo, contó en La Radio y Somos Uno que un amigo de la pareja llamó a Luciana, desesperado porque Nathan estaba “mal y corría riesgo su vida”. Y ella era la única persona conocida por el portero del edificio y creyeron conveniente que acuda para franquear el acceso y auxiliarlo.
En esa circunstancia ella fue y al corroborar la grave situación sufrió un cuadro de estrés y, en ese estado, la medicación prescrita por su psiquiatra, “literalmente, la puso a dormir”. Sobre qué pudo haber consumido Bercovich, prefirió no informar por tratarse de “una cuestión personal”.
Como no regresaba, su padre fue a buscarla y se encontró con ese panorama que obligó a llamar una ambulancia.
En el sanatorio fue compensada y poco después recibió el alta. En las redes sociales ella publicó una suerte de descargo considerando que las publicaciones periodísticas sobre el tema eran “un poco exageradas”, pero no dio detalles de lo ocurrido.
Ante la fiscal, dejó en claro que había acudido al departamento de Bercovich por propia voluntad, que no había sufrido ningún tipo de violencia ni amenazas.
Después de escuchar su testimonio, la funcionaria dispuso el retiro del dispositivo colocado al empresario. Pero la causa iniciada contra él sigue su curso, según aseveró el abogado.
