Johana González, de 30 años, era intensamente buscada desde el pasado 23 de mayo, cuando su madre denunció que perdió todo contacto con ella desde que salió la noche del 21 de su casa de Villa Oro, en Fontana.
Había dejado su pequeño hijo al cuidado de su ella, y le dijo que regresaría más o menos en una hora pero no volvió.
El último jueves allanaron la vivienda de su pareja: Mario Barrientos, en Villa Seitor, en Resistencia. Y la noche del viernes éste fue llamado a declarar en calidad de testigo ante la fiscal Nelia Velázquez, y admitió ser el último en verla.
A pesar de que aún no se le imputaba ningún hecho, le fue secuestrado su teléfono celular, le prohibieron salir de la ciudad y lo conminaron a presentarse todos los días ante la Comisaría Décima.
Finalmente el mediodía de este sábado, la hallaron muerta en la laguna Seitor, en el cuadrante de la calle Perón y la avenida Fray Bertaca, que linda con la parte trasera de la vivienda de Barrientos.