Según el Indec, la inflación en Argentina fue de casi el 95 por ciento, aunque en indumentaria y alimentos, los ítems más demandados, la “sensación” inflacionaria superó ampliamente el 200 por ciento.
Por citar un ejemplo, un año atrás el kilo de corte de carne para asado rondaba los 600 pesos, mientras hoy, después del sprint navideño, gira en torno a los 1.500.
Pero cuando creíamos que la plata ya no alcanzaba para el asado, nos enteramos que ni siquiera alcanza para la ensalada: el precio de los típicos ingredientes lechuga y tomate atenta contra la dieta saludable.
La lechuga roza los mil pesos y el tomate supera los 500. Hace un año, por ese monto podíamos comprar un cajón de cada uno.