El convenio firmado por el gobernador Jorge Capitanich con la compañía belga Jan de Nul para la explotación del riacho Barranqueras a cambio del dragado y mantenimiento de esa vía no pasó de los titulares periodísticos.
El gobernador abordó una draga para conocer su funcionamiento y anunciar el inicio de los trabajos que debía centrarse en los muelles de la Compañía Logística del Norte en la ex Junta Nacional de Granos, el Puerto Barranqueras y las petroleras YPF, en Barranqueras, y Shell, en Puerto Vilelas.
Poco después Shell anunciaba el cierre definitivo de su planta por la imposibilidad de realizar operaciones fluviales, y a partir de ese momento transportaría combustible exclusivamente en camiones.
La semana pasada el gerente operativo de Colono: Juan Camarasa, confirmó que sólo podían despachar cargas en camiones ya que estaba vedada la navegabilidad del riacho por la falta de calado.
Esta semana el administrador del Puerto Barranqueras: Roberto Benítez, admitió que no hay operaciones fluviales desde el inicio de la bajante, hace más de 3 años, y que la última carga en barcazas sobre el riacho partió desde el muelle de Colono entre octubre y noviembre de 2022.
Además, este funcionario confirmó que a pesar de que la cota se encuentra en torno a los 2,40 metros, ya no pueden ingresar barcazas con combustible y que, por el momento, sólo es posible la navegabilidad de pequeños barcos areneros.
Históricamente, con una cota de 2,40 medida en el hidrómetro de Prefectura Naval Argentina en Barranqueras, la navegación era normal en todo el complejo portuario, pero desde hace varios años esa marca se tornó meramente “nominal”, porque ya no representa el calado necesario, producto del abandono de las tareas de dragado.
Pero la situación se torna aún más compleja por el inicio de otra bajante que los pronosticadores creen que se extenderá por varios meses, aunque no llegaría a los niveles de la última. Este miércoles la altura del río Paraná en Barranqueras es de 1,97.