Mientras el dólar tomaba carrera para saltar la barrera de los 500 pesos, los precios relativos se distorsionan cada vez más.
La corrida cambiaria empujó la remarcación. que ya venía a fondo por la inflación, en las góndolas de los supermercados, almacenes de barrio y puestos callejeros.
A medida que nos alejamos de “las 4 avenidas” de la capital chaqueña, crece exponencialmente la demanda de tortaparrilla y tortafrita, y se multiplican los puestos.
Pero la incertidumbre económica se tradujo en una reducción de la oferta de tan nobles productos con la consecuente trepada del precio.
En los carteles donde por la mañana se leía “120 c/u” por la tarde ya hablaban de “150” y hasta “180”, en el caso de las fritas, mientras las tortaparrillas no bajaban de 200. Y algunos puesteros escribieron sus pizarrones apenitas, muy tímidamente, como deseando que nadie se detuviera a comprar, o directamente apagaron el fuego a la espera de anuncios de nuevas medidas del ministro Massa.
Todo esto mientras, en plena temporada alta del rubro, el fresquito y la lloviznita le metían presión al paladar.
La otra cara de la moneda se vio en algunos comercios que salieron a captar clientes desahuciados ofreciendo mercadería navideña traspapelada desde hace varios meses en sus depósitos. Entre las rarezas más notables: pan dulce a 100 pesos. Acá es pobre el que quiere.