El jefe de la Policía del Chaco: Ariel Acuña, reconoció las dificultades de la fuerza para enfrentar situaciones de conflicto como las que genera permanentemente la Guardia Washek, la mayoría de ellos con el uso de armas.
La madrugada del sábado 25 de febrero pasado, en El Sauzalito, interceptaron y se apoderaron de 4 Ford Ranger del programa Vectores, del Ministerio de Salud de la Nación para exigirle al gobernador Jorge Capitanich que cumpla con el envío de mercadería y una ambulancia, y la construcción de ripio y un hospital exclusivo para la comunidad wichí, entre otras promesas.
Al día siguiente restituyeron las camionetas pero se apoderaron de una de las 2 ambulancia del Hospital del Bicentenario que habían sido remitidas a préstamo por una semana al hospital de El Sauzalito.
La Policía informó que el episodio de las camionetas de la Nación se dio porque el personal a bordo desoyó el consejo de los efectivos policiales de tomar un camino alternativo y siguieron adelante sin custodia. Pero nada dijo oficialmente sobre el robo de la ambulancia.
La noche del sábado el Gobierno informó a la Guardia Washek que la ambulancia y las mercaderías prometidas estaban en camino, aunque con cierta demora por el mal estado de los caminos como consecuencia de la lluvia. Pero los manifestantes decidieron sostener el corte de ruta.
Esto obligó a las autoridades a acelerar el “intercambio”. Y sobre esto, Acuña dio algunos detalles: la Policía debió abandonar a su suerte a los choferes con las ambulancias, ya que estas podían avanzar por ser 4×4, mientras los patrulleros debieron abortar la custodia porque son de tracción simple. “En el pavimento andan bien, pero en el barro no pudieron llegar”, precisó.
“Terminaron llegando las ambulancias no así la Policía. Y cuando llegaron las ambulancias solas se apropiaron de una”, relató.
Pero la fuerza de seguridad provincial no sólo no dispone de los móviles adecuados para el terreno, sino que tampoco cuenta con la cantidad de efectivos necesarios para hacer frente a situaciones como estas.
Acuña describió que el sábado, cuando fueron secuestradas las primeras 4 camionetas, la Policía no intervino porque sólo tenía “10 o 12 hombres y ellos son muchos más”, y que “se veían palos y otras cosas”, aunque dijo no haber apreciado armas de fuego en las grabaciones.
“La Policía debería actuar ante hechos de flagrancia, pero superada ampliamente en número se optó por no hacerlo porque se iba a agravar la situación”.
Para completar, admitió que esta es la situación de la Dirección de Zona Interior Juan José Castelli, ya que la multiplicidad de protestas y la amplitud del área de cobertura hace que sus recursos estén “dispersos” y resulta muy difícil reunirlos.
Esta asimetría entre la Guardia Washek y la Policía ya había quedado en evidencia en varias oportunidades, incluso después del pacto firmado con el gobernador Capitanich en el que la milicia se había comprometido a abandonar las armas y los “operativos parapoliciales”.
La falta de recursos de la Policía tampoco es una novedad. El mismo Acuña planteó en reiteradas oportunidades desde la imposibilidad de cambiar neumáticos, hastsa la falta de personal para enfrentar el incremento de la inseguridad y el narcotráfico.