Después de un “pico” de 1,20 metro que se extendió por 2 días, por la apertura de compuertas en las represas de Yacyretá e Itaipú, el río Paraná volvió a bajar drásticamente y perforó el piso de 0,85 registrado la semana pasada.
Sólo entre las 12 y las 24 horas del martes bajó 17 centímetros y la tendencia continúa.
Con este nivel se dificulta la navegabilidad de la hidrovía Paraná – Paraguay que en los últimos días sufrió una interrupción por un carguero croata encallado en el canal principal producto de la escasa profundidad.
En la zona portuaria de Barranqueras la bajante no sólo hace impensado navegar el riacho Barranqueras, sino que el nivel del agua no permite siquiera la operación de las pequeñas dragas contratadas para despejar el pie de muelle de la petrolera YPF.
El resto de los muelles, como el del propio Puerto Barranqueras, llevan años sin operar por falta de dragado.
A esto se suman otras 2 constantes: la suba del precio de la arena encarecida por el flete que debe realizarse en camiones, y las dificultades para obtener agua cruda en las plantas potabilizadoras de Sameep que abastecen a la mayor parte de la provincia, además del incremento de los tiempos y costos de potabilización.