El expresidente de la Nación: Alberto Fernández, está cada vez más complicado y en soledad tras ser denunciado por violencia de género por su expareja Fabiola Yáñez, que lo acusó de propinarle tremendas golpizas en la Residencia Presidencial de Olivos.
Estos hechos se conocieron por casualidad en el celular de su secretaria en la denominada “Causa de los Seguros”, en la que se lo investiga por presuntos hechos de corrupción, que encabeza el juez federal Julián Ercolini.
En las últimas horas tuvo varios reveses: mientras Casación rechazaba su intento de apartar a Ercolini de la Causa de los Seguros, fue sorteada la causa por violencia de género y también recayó en Ercolini.
Como primera medida, el juez ordenó allanar el departamento donde vive en Puerto Madero, supuestamente prestado por su amigo Pepe Albistur, y secuestraron su teléfono celular, un pendrive y una tablet para determinar si en los últimos días hostigó con llamadas o mensajes a la exprimera dama violando la restricción que le fue impuesta. Con esto quedó prácticamente incomunicado ya que desde que quedó en el ojo de la tormenta sólo emitió algunas breves expresiones a través de las redes sociales.
En este contexto presentó su renuncia a la presidencia del Partido Justicialista, alegando que no permitirá que el gobierno de Javier Milei utilice esta situación para desviar el foco de atención de la grave situación que atraviesa el pueblo argentino. El trámite no era necesario, ya que de todos modos nadie acataba su autoridad ni cuando estaba en la cúspide del poder.
El comunicado de renuncia del expresidente de la Nación y catedrático de la UBA, a la titularidad del PJ fue muy escueto pero no se privó de incluir algún error ortográfico. Al parecer, el juez también le secuestró el corrector automático.