El gobernador Jorge Capitanich defendió a capa y espada su gestión durante la campaña proselitista buscando su reelección, y negó rotundamente la falta de insumos y medicamentos en Salud Pública, especialmente durante los debates de candidatos.
Su versión fue rápidamente desmentida no sólo por sus adversarios electorales, sino por el personal de Salud y la sociedad.
Paradójicamente, con sus últimos pasos en la gobernación, dejó en claro la caótica situación que atraviesa el sistema: lo hizo al lanzar decenas de licitaciones multimillonarias para la compra de equipamiento, medicamentos, insumos de todo tipo, la contratación de servicios de limpieza y viandas, y el alquiler de lugares para el funcionamiento de algunos servicios, entre otros rubros.
El objetivo es abastecer principalmente a los mayores 4 hospitales de la provincia, y atender las demandas particulares de algunos pacientes.
Sólo las licitaciones publicadas desde su derrota electoral del 17 de septiembre, que serán adjudicadas antes del 10 de diciembre, suman 11.890.882.912,17 pesos, a estas hay que agregar las que aún no se divulgaron, entre las que se cuenta una destinada a la compra de medicamentos para el tratamiento de la diabetes durante 3 meses que asciende a 3.868.772.232 pesos, el mayor presupuesto oficial de la lista.
En todos los casos la convocatoria se realizó a través de la Dirección General de Compras que depende de la Secretaría General de la Gobernación y con carácter de urgente, el típico mecanismo para sortear términos y agilizar la operación pero, también, para favorecer a proveedores que ya estaban advertidos, sobre todo considerando que en la mayoría de los casos el plazo de provisión es de 24 horas.
Quienes asumirán el Gobierno el 10 de diciembre miran con suspicacia esta lluvia de licitaciones que, para ellos el plan es “reventar la caja, evitar controles y favorecer a sus amigos”.