La aceleración de la inflación, principalmente en el último año, en que superó el 140%, significó una estrepitosa devaluación del peso y el billete de 100 pesos que hasta no hace mucho tenía un valor relativamente significativo, hoy alcanza apenas para comprar 3 caramelos.
Un kilo de carne equivale a entre 40 y 50 billetes de 100. Y para pagar el alquiler de una vivienda o comprar un teléfono celular hay que llenar con estos papeles una caja de zapatos.
Desde hace un tiempo almacenes y supermercados redondean sus precios ignorando los billetes de 10, 20 y hasta 50 pesos, y para evitar recibir billetes de 100 proponen “ofertas” a un precio superior a los 500 o 1000 pesos.
Los proveedores directamente los rechazan por el volumen que ocupan y las dificultades para transportarlos.
Peo no sólo los comerciantes evitan billetes de 100 pesos, también el Nuevo Banco del Chaco, que ya dejó de recibirlos.
La entidad bancaria de capital mayoritario oficial busca desesperadamente deshacerse de estos imponiéndoselos a los clientes que hagan extracciones, incluso por montos significativos, con las dificultades que esto significa, no sólo para la comodidad, sino en materia de seguridad.
Por ejemplo, un millón de pesos en billetes de 100 tiene el volumen de una CPU y pesa más de 10 kilos.
Pero, al contrario de la actitud que el NBCH tiene hacia sus clientes, a la hora de recibir billetes de 100, cierra sus ventanillas. No los admite, y para recibirlos exige abrir una cuenta para depositarlos. Esta estrategia extorsiva termina siendo un negocio redondo para el banco, ya que quien deposite un millón de pesos para extraer billetes de mayor denominación tendrá que acudir a un cajero electrónico 25 días seguidos para extraer su dinero en cuotas diarias de 40 mil pesos.
Así, el NBCH le da la derecha al candidato a presidente de la Nación por La Libertad Avanza: Javier Milei, que definió al peso argentino como “excremento”.