El gobernador Leandro Zdero definió su primer año de gestión como “un período de muchísima responsabilidad, destinado a resolver los gravísimos problemas heredados al asumir” frente a un escenario de “anarquía por la falta de organización y transparencia en el manejo de los recursos del Estado”.
“Recibimos una provincia literalmente quebrada, pero no solo en lo económico y financiero, sino también quebrada moral y socialmente”, graficó.
Y como ejemplo del “desastre”, mencionó el Instituto de Agricultura Familiar y Economía Popular creado por su antecesor Jorge Capitanich, al que definió como, “lisa y llanamente, una matriz de corrupción”.
Paralelamente, mencionó otras áreas claves del Estado en la que imperaba la desidia, como Salud, donde en el último tramo del gobernó anterior se tomaron decisiones para minar el inicio de su gestión, como la suspensión de las licitaciones para la adquisición de medicamentos.
Ahí dijo haber encontrado partidas de medicamentos completas que dijo estar convencido que dejaron vencer exprofeso, mientras en los hospitales y los centros de salud debían decirle a la gente que no había remedios.
Otro de los factores que abonaban el caos heredado, era el entramado de organizaciones y dirigentes sociales que “recibían beneficios de todo tipo, como tierras fiscales, maquinarias y vehículos que terminaban acaudalando a dirigentes piqueteros vinculados al gobierno anterior, mientras la asistencia alimentaria nunca llegaba a los destinatarios porque era desviada por los gerentes de la pobreza para hacer negocios”.
“Esto se terminó de la noche a la mañana. Creamos el plan Ñachec y hoy la ayuda del Estado llega a quienes tiene que llegar, sin intermediarios. Y también desbaratamos los piquetes, esa modalidad extorsiva para tomar de rehén a toda la sociedad.
Finalmente, confió en que esto y muchas otras cuestiones, irán quedando definitivamente atrás, fruto de la decisión, la voluntad y el esfuerzo de todos los chaqueños.
