“Le pido a los vecinos que el martes saquen la basura en horario habitual”, había lanzado el intendente Roy Nikisch el día de su asunción, aseverando que en 48 horas resolvería el problema de los residuos sólidos urbanos.
Sin embargo, 80 días después la basura sigue desperdigada por toda la ciudad y se multiplican los denominados “minibasurales” o “basurales espontáneos”, producto de las falencias del servicio de recolección.
Al inicio de su mandato había atribuido la falta de recolección al atraso de la gestión anterior en el pago a la empresa encargada del servicio, pero una vez cancelada la deuda la acumulación de basura fue aún mayor.
Llamativamente, en las últimas semanas se da la quema de los residuos apilados en los barrios, una maniobra que los vecinos atribuyen a la propia Municipalidad con el objetivo de eliminar los minibasurales sin costo o, en su defecto, reducir el volumen a recoger y transportar.
El intendente Nikisch hace silencio. Pero el presidente del Concejo Municipal: Alejandro Aradas, contó que las empresas que podrían ofrecer el servicio no tienen interés en firmar contratos con la Municipalidad por la inestabilidad económica y la alta inflación.
En este marco, admitió el riesgo permanente de desastre ambiental.
Mientras, los pocos camiones recolectores recorren la ciudad pero recolectan muy poco, lo que los contribuyentes describen como “hacer la pasada”.
