5 personas robaron la madrugada del miércoles un avión Cessna 206, propiedad del empresario Roger Martin, del hangar del Aeroclub Villa Ángela. La aeronave apenas había volado unos 7 kilómetros cuando se estrelló e incendió en un campo. No hubo sobrevivientes.
Entre las ruinas del avión los policías y peritos encontraron los restos de 4 personas, destrozados y calcinados. Y a pocos metros, la quinta víctima fatal, que había sido despedida de la cabina en el impacto.
El fiscal Sergio Ríos instruyó una serie de pericias para determinar fehacientemente la causa de la muerte e identificar los restos.
Hasta ahora sólo se presume que se trata de ciudadanos paraguayos, a juzgar por el hallazgo de guaraníes y una gorra del club Cerro Porteño, vinculados a una banda narco que robó el avión para utilizarlo en el transporte de estupefacientes.
En principio se dijo que fueron trasladados a la morgue del hospital Salvador Mazza, de Villa Ángela, donde serían sometidos a la autopsia de rigor y serían conservados a los fines de la investigación.
Pero, por la falta de morgue con unidades de frío en Salud Pública y en el Poder Judicial, el fiscal dispuso finalmente que se tomen muestras genéticas y sean directamente sepultados en el cementerio local. Ahí permanecerán como NN hasta ser individualizados, si resulta posible.
El déficit de infraestructura para la conservación de cadáveres fue noticia tiempo atrás cuando se viralizaron fotografías de cuerpos en descomposición a temperatura ambiente en el hospital 4 de Junio, de Presidencia Roque Sáenz Peña.