El encargado de la parroquia Santísima Trinidad, del barrio Santa Inés, ubicada frente a la Comisaría Sexta, de Resistencia, denunció el robo de la campana: una pieza de bronce de unos 60 centímetros de alto, que fue instalada hace más de 40 años.
De inmediato se inició la investigación entrevistando a los obreros que realizaban trabajos de refacción en el edificio.
Así se supo rápidamente que había sido cargada por el capataz de la obra, de 29 años, a la caja de una camioneta.
Esto tranquilizó a todos que creyeron que la campaña estaba en un lugar seguro.
Pero la tranquilidad duró poco, ya que este hombre declaró haberla vendido a una recicladora de la avenida Alvear.
Los policías corrieron hasta ahí convencidos de que podrían recuperarla pero la encontraron hecha pedazos.
El dueño de la chacharita entregó voluntariamente lo que quedaba de ella: 11 trozos que pesaron 64 kilogramos.
Robo de bronce y cobre
El robo de elementos de cobre y bronce creció exponencialmente en el último tiempo. El gobernador Jorge Capitanich prometió dar batalla a las “bandas criminales organizadas” dedicadas al robo de cables y medidores de agua, que incluye a “empresas que compran material de manera ilegal con complicidad de estamentos estatales de todos los niveles”.
Las chacaritas pagan 1500 pesos el kilo de bronde y 2500 el kilo de cobre. En el caso de los medidores de agua, esto representa apenas el 1% del valor del aparato en el mercado.